Contacta

Mallorca Music Magazine te acerca toda la actualidad musical balear con especial atención a la escena local.

DATOS DE CONTACTO

Tarifas agenda y banners

Publicado el 12 enero, 2024

Julio Molina (Urtain) y Toni Sbert (The Ripples): «Ya lo dijo Neil Young: las canciones son como conejos que tienes que cazar»

Por Conejomanso
Fotografías de José Luis Luna
Julio Molina y Toni Sbert - Mallorca Music Magazine

Son dos escritores de canciones y dos frontman en una banda. Y son dos generaciones distintas, que escuchan, conciben, escriben y disfrutan la música de maneras diferentes. O tal vez no. Julio Molina (Burgos, 1975) está al frente de Urtain y Toni Sbert (Palma, 1999) de The Ripples, los dos grupos han decidido compartir escenario este sábado en la sala La Movida (C/ Albó, s/n, local 1, 22h, 15€). Tal vez sea porque lo que les hace sentir la música y lo que buscan hacer sentir con su música no difiere tanto.

Sábado 13 de enero a las 22 h.

Urtain + The Ripples en La Movida

Entradas

Comencemos con una cuestión sencilla. Elucubremos, que es gratis y además creo que desgrava: pongamos que ganarais un millón de euros al día. Podríais permitiros ejercicios artísticos fascinantes como poner a Julio a cantar al frente de los Ripples durante un año entero. Todo un año entero de ensayos, conciertos, grabaciones y todo lo que viniera. Y podríais poner a Toni todo un año al frente de Urtain. Y podría ser maravilloso, porque poner a alguien con talento al frente de una gran banda siempre genera cosas nuevas y maravillosas.

Toni: Sería interesante.

Julio: Ya solo por el intercambio generacional y por los diferentes puntos de vista ya valdría la pena, que es lo que más noto. Cuando hablas con músicos de otras generaciones, el universo de la música es el mismo pero ves las cosas de otra manera. El planteamiento es diferente.

Hay muchas grandes canciones que versionadas por grandes artistas han generado otras grandes canciones.

J: Es como un cuadro. Tu ves una realidad, pero si un mismo paisaje lo pintan cinco pintores diferentes, aunque sea el mismo paisaje, cada cual te lo va a pintar de manera diferente.

T: Y no porque seas el líder o no. Tu enfoque es diferente en función de en qué banda estés, y el mío sería diferente al tuyo.

J: Y porque no en todas las bandas tienes el mismo sitio. Con una puedes tener un espacio pero en otra puedes tener más, o menos. En un grupo tu aportación es un complemento más, y el hueco que tienes no es siempre el mismo. A mí me está pasando con Talleres Molina [su más reciente proyecto]. El hueco es el que te deje la banda, el equipo, y además también el que tú creas que puedes abarcar. Y en cada banda es distinto.

O como esas dinámicas curiosas que surgen en las bandas: tener dos guitarras, uno virtuoso y otro más limitado, y te encuentras con que fluyes más y sacas más música con el limitado.

T: Eso pasaba en los Rolling. Jagger y Richards eran los músicos más limitados técnicamente.

¿Habéis hecho música juntos, o habéis tocado juntos? Por saber quién es Lennon y quién es McCartney. O quién es Jagger y quién Richards. O quién sabe: quién de los dos es Phil Spector.

T: No, pero hemos tocado mucho juntos. Y de hecho, la primera vez que me subí a un escenario fue gracias a Julio y a Iván [Tobiass, guitarrista en Urtain].

J: Fue en el Mallorca Live Festival de hace dos años [en los conciertos de verano que el festival organizó con el nombre «Mallorca Live Summer». Fue el viernes 22 de julio de 2022, teloneando a los burgaleses La M.O.D.A. No recuerdo por qué, pero nuestro teclista no pudo estar y Toni, que aún no había montado los Ripples, se subió a tocar con nosotros.

Y si estuvieseis juntos en una banda, ¿quién sería Jagger y quién Richards? O quién Lennon y quién McCartney.

T: Buena pregunta.

J: Viendo a Toni ahora, diría que se está convirtiendo en muy buen frontman. Además, empezó como teclista. Pero sus maneras han evolucionado muy bien, y me lo creo mucho. Además tiene muchísimo respeto por la música de anteriores generaciones a la suya. [Dirigiéndose a Sbert] Es lo más exótico que tenéis. Alguien que sabe quién es Gram Parsons y con quien puedes hablar sobre The Flying Burrito Brothers.

Julio Molina y Toni Sbert - Mallorca Music Magazine

¿Estoy frente a los dos Napoleones de cada respectiva banda? ¿En Urtain manda Julio y en los Ripples manda Toni?

T: En absoluto. En nuestro caso todas las decisiones son muy consensuadas. Somos cinco personalidades que tienen que respirar a la vez. Siempre tienes que procurar mantener la capacidad de empatía, de no ahogar a nadie y que todo el mundo esté a flote.

J: En mi caso serlo o no me es indiferente, porque lo que puedo tener es más capacidad de proponer. Pregúntame lo que quieras, pero la decisión final nunca la tomo yo. Ni quiero tomarla. Por ejemplo, qué canciones irán en el disco o en qué orden. Las he compuesto yo, y eso me condiciona. Es mucho más fácil que lo decida el resto de la banda. Porque además, cuando entrego una canción, deja de gustarme.

Cuando le pregunté a Enric Montefusco, cantante y líder de Standstill, si él era el Napoleón de la banda, cuando además acababan de publicar Adelante Bonaparte, me dijo: «No, solo soy quien coordina las energías y los talentos de la banda».

J: Exacto. Las responsabilidades pasan por las decisiones finales, y quien está ejecutando de forma activa no puede ser objetivo.

Elucubremos, que no solo es gratis sino además creo que cotiza a la Seguridad Social: Año 20XX, Julio Molina se levanta y se encuentra con que tiene 25 años. ¿Qué harías con la música? Porque seguro que más de una vez has pensado en aquello de «Si volviera a empezar en la música…».

J: Me lo estoy empezando a plantear ahora, que ni siquiera he cumplido cincuenta tacos, y eso que no soy nada nostálgico. La cuestión es que con 25 años tienes una energía que no tienes con 45.

Pero ojo, por elucubrar: digo si tuvieses 25 años pero sabiendo y habiendo hecho todo lo que eres a día de hoy. Es que intuyo, por lo mucho que amas la música y por las muchas músicas que amas, que harías cosas muy diferentes a lo que haces hoy.

J: Yo también lo creo. Aunque no debería ser que con 25 supieses lo que sabes con 45. De hecho, sería injusto.

Año 20XX, Toni Sbert se levanta y se encuentra con que tiene 45 años. O 44, los que sean, no olvidemos lo que dice mi abuela: los 45 son los nuevos 44. Siempre lo pregunto a artistas jóvenes: ¿te has imaginado a ti mismo después de veinte años haciendo música, hipotetizando sobre a dónde te habrá llevado?

T: La verdad es que no. Me cuesta mucho imaginarme a largo plazo y si alguna vez, que ha pasado, me han surgido pensamientos de ese tipo, los disipo rápido.

Porque quieres que pase, quieres estar muchos años haciendo música, pero no te has detenido a elucubrar sobre cómo, dónde, etc.

T: Me he negado conscientemente porque, al menos por ahora, aborrezco el paso del tiempo ya que valoro mucho la energía de los inicios. Es un caso extremo, pero viendo lo que hacen los Rolling o los Beatles… Me parece ver en ellos una cierta nostalgia, con una energía que no tiene absolutamente nada que ver con el por qué lo hacían al principio. Me da un poco de pena pensar que puedes derivar en eso.

The Ripples - Restless

Aunque la música genera mil tipologías diferentes de artistas, tanto para el rechazo como para la sana envidia. Por ejemplo los Satellites: esa gente lleva 25 años haciendo música y tocando con una energía y una creatividad desbordantes. Y me encanta lo que leí una vez sobre la banda: «The Cicely Satellites, antes conocidos como Satellites, es una banda que nació en Mallorca el siglo pasado».

T: Sí, sí, totalmente.

Vinculando a lo que comentábais antes, intuyo que el hecho de haber ido entrando gente nueva en el grupo, con nuevas y diferentes energías, les ha sido positivo.

J: Y el hambre de conocer y hacer cosas nuevas. Eso es importantísimo. Por ejemplo, antes hablábamos de los Stones, y el productor de su último disco es un chaval de treinta años.

¿Cuándo está acabada una canción? ¿Qué es lo que os hace «clic» y lleva a deciros «Ya la tengo»?

T: En nuestro caso es curioso, porque reservamos las sesiones de estudio antes de acabar las canciones. Las acabamos el día que llegamos al estudio. Es que le doy muchas vueltas a las canciones, demasiadas. Así que llegamos y «hasta aquí, esto es lo que tenemos, vamos a tirar con ello». Incluso pasa que hay canciones que ya una vez en el estudio vemos que no funcionan y las descartamos.

Os gusta ir al estudio con los temas abiertos.

T: Precisamente el último EP que hemos grabado nace de dos canciones que teníamos prácticamente acabadas, más tres temas por capricho porque quisimos hacerlo en ese formato EP. Así que allí mismo nos dijimos «vamos a escribir canciones». Nacho [Andreu, guitarra y coros] y yo llevamos mucho tiempo haciendo música pero nunca acabamos nada, y así quisimos ir a grabar: con un riff y un estribillo. Nos juntamos con Tomi [Solbas, en su estudio El Teatro], y si un día podía surgir algo tal vez al siguiente no. Pero eso me gusta, porque me parece un reflejo bastante fiel del momento creativo y compositivo de la banda. Es lo que está pasando en el momento. La misma sensación que grabar en directo: es algo que capta el momento, sin que te de tiempo a pensarlo ni cambiarlo.

J: Nosotros hacemos lo mismo, pero previamente. Podemos llevar cosas grabadas al ensayo, pero cuando vamos a ejecutar, a grabar, realmente ya se ha hecho una preproducción.

T: Ese trabajo previo te quita muchos dolores de cabeza. Recuerdo que este verano, grabando, me faltaba un verso de una canción y teníamos que entrar a grabar guitarras. Y le dije a Nacho: «Grábalas tú que yo voy a ver si se me ocurre algo para este verso que me falta. Que son solo dos líneas pero no me sale nada».

¿Cuál es vuestro escenario ideal? ¿Mejor productor externo o mejor que las ideas y líneas de producción salgan mayoritariamente de la propia banda?

J: He trabajado con productores externos, tanto de aquí como de fuera, y le doy el valor de ser un punto de vista siempre objetivo. Cuando llego con una canción nuestro primer filtro es la banda. Trabaja el tema y si lo ve así, mueve esto aquí y esto allá. La banda es un observador objetivo de la canción que he escrito yo. Y el segundo filtro es el productor, que es alguien que le importa un huevo quién ha escrito la canción o cuánto le ha llevado hacerla.

Todo esto también lo planteaba porque con la música pasan cosas únicas. Maravillosas, por supuesto. Por ejemplo, que un compositor no es dueño de su vida, su tiempo y su destino: lo es la música. Roger Pistola me lo contó: solía pensar que si escribir una canción le llevaba más de dos horas debía descartarla, pero con los años se ha encontrado con que puede dedicarle días o semanas. Y le sorprende mucho haber llegado a esa dinámica. ¿Vuestra música os ha sorprendido de manera similar?

J: Yo estoy haciendo con Talleres Molina lo que él al principio. Descarto lo que me lleve más de dos horas, tanto en ejecución como en la parte creativa. Es otro método de trabajo. Es volver al inicio, pero no por añoranza sino por elección.

¿Cuál es vuestro hábitat preferido para escribir canciones?

T: El mío es completamente disfuncional. Ya lo tengo interiorizado como un proceso casi mágico que cuando llega, llega. Hasta el año pasado me llegaba a estresar cuando pasaban un par de semanas sin tener ideas, pero he llegado incluso a disfrutarlo. He aprendido a dejarlo estar. Neil Young decía que las canciones son como conejos que tienes que cazar. Si vas a la boca de su madriguera no va a salir porque sabe que estás ahí, y que si asoma lo pillarás. Pero si te pones un poco más lejos y cuando ves que asoma te vas acercando, te haces su amigo y lo pillas. Así es mucho más fácil. Esa es mi filosofía para escribir canciones, una especie de ley del mínimo esfuerzo.

J: A mí lo que me funciona mucho es el movimiento. Solía salir a trabajar con el taxi a horas intempestivas como las 2 o las 3 de la mañana solo para buscar inspiración. Es algo que he oído contar a mucha gente, como Santiago Auserón o Josele Santiago, que cogían el metro a ninguna parte para lo mismo. El movimiento, ver cosas pasar a tu alrededor, fomenta la creatividad. Sea en coche, en bici o caminando.

Vivimos en Mallorca, de acuerdo, pero dejémonos de jodidos clichés: ¿cuántas canciones habéis escrito en verano y frente al mar? No acomodado en la terraza de casa o con el aire acondicionado, sino bajo la solana, muy lejos de la nevera con la cerveza fría.

J: Ninguna.

T: Diría que una, pero confesaré que realmente solo la acabé en la playa.

¿Cuánto tiráis de móvil? ¿Cuántas notas de voz o apuntes lleváis?

T: Muchísimas, aunque el móvil me parece peligroso. A veces tarda una semana en llegarte una idea que quieras desarrollar, consigues entrar en el trance que buscas para ello, y te llega un mensaje que en diez segundos te saca. Se ha ido y no vuelve.

J: Yo uso el móvil muchísimo, pero porque lo he hecho siempre, solo que antes llevaba siempre encima una grabadora. Incluso tengo chats en el que estoy yo solo. Creas uno con alguien, luego le sacas, y ahí lo tengo para enviarme notas de voz a mí mismo.

T: Conozco gente que lo hace pero como diario personal. Su diario lo tiene en su WhatsApp.

J: A mí me funciona porque trabajar con el trabajo continuo, que es como mejor funciono. Si me obsesiono con una canción me rayo enseguida y la abandono. Pero así puedo tenerla ahí y recuperarla cuando quiera. No la abandonas del todo, la dejas enfriar, y la recuperas cuando te viene por sí misma. Es no obsesionarse pero también no olvidarte de la madriguera del conejo. El material es subjetivo: todo es reciclable y recuperable. Porque además, como decía el otro día Luis [Alberto Segura] de L.A., nunca sabes lo que va a funcionar o no como single.

Estos días está en boca de todo el mundo el cartel de la revetla de Sant Sebastià de Palma. Rápido, el primer nombre que os venga a la cabeza para cabeza de cartel.

J: Antònia Font, pero cobrando el doble que el año pasado.

T: Guille Wheel & The Waves.

Hasta aquí las diferencias que podría haber entre vuestras generaciones diferentes. Vamos con los puntos en común de Urtain y The Ripples: vuestro estilismo. Vuestro estilazo. Porque desmontemos otro tópico: si estás en una banda, estás en un proyecto donde todo importa. Y el estilismo es importante.

J: O si no te importa, que se note que no te importa.

Urtain ft. Santero y los Muchachos - Tómame o déjame

Sois dos bandas muy estilosas. Tenéis muy buena imagen y además se os ubica en ese punto, ideal, de «no van de, es que son así». ¿Cuánto tiempo le dedicáis y, sobre todo, sale todo de la banda o tenéis a quien se encargue de buscaros propuestas?

T: Nosotros somos una marujas de peluquería [ríe]. No tenemos a nadie detrás, nos bastamos nosotros mismos. También es lógico si te gusta mucho la música de los 60 y 70.

J: Exacto, a menudo es simplemente por ser coherente, aunque esas fronteras parece que también se están rompiendo. Para mí entra dentro de tomárselo en serio: estás vendiendo un producto y cuando alguien viene a verte a un concierto está dejando de hacer otras muchas cosas, además de pagar una entrada. Máximo respeto a eso y cúrratelo a todos los niveles. Visual y musical. Todo el paquete porque si la gente va a ver un grupo de rock quiere y merece la experiencia completa.

Elegir la ropa es como elegir los amplis. No tocas con cualquiera.

J: O la guitarra. A mí nunca me verás con una Parker o una Hammer. No son prejuicios, pero una guitarra como mínimo tiene que ser americana y pesar tres kilos.

Porque darle al público lo que quiere ver, como tú decías, lo que le has vendido que hay en tu grupo de rock, no es en absoluto incompatible con la integridad artística.

J: En absoluto. Puedo dejar de hacer determinadas cosas por ese respeto al público, darle lo que creo que quiere ver en el proyecto, sin dejar de sentirme creíble.

Estamos en Son Gotleu, estamos en mi barrio. Y os voy a juzgar y os voy a sentenciar, pero de la mejor manera, que es a través de la música. ¿Os gusta el flamenco? Mucho cuidado con lo que decís, que todo el mundo sabe que con las cosas importantes, como la música y el flamenco, aquí nos sacamos las recortadas.

J: Me gusta cuando lo escucho, pero me gustaría entenderlo más y mejor. Siempre me digo que tendría que profundizar más, pero lo tengo pendiente, al igual que el jazz. Suelo decirme «cómo me gusta y qué poco lo entiendo».

T: Me pasa lo mismo. Lo disfruto muchísimo y al mismo tiempo me doy cuenta de que soy un completo profano. Es uno de los géneros más respetados en todo el mundo, que ha vuelto loco a gente como Slash o Clapton. Es el duende.

J: O los palos, que me parece interesantísimo, muy único. Su sonoridad, las maderas, los ritmos a tierra…

También lo decía porque el rock es como el flamenco: suena glorioso porque no va a claqueta.

J: Exacto. Eso lo vi en Cuba. Y no hace falta que vaya porque hay una especie de flow detrás que surge de entender la música de otra manera. Es más corporal, de ritmo cardíaco. Más orgánico. Va con subidas y bajadas mucho más sutiles que una claqueta.

T: Es como el blues, que funciona mucho más acorde a la misma banda. Puede depender de quién entra a solear, o quién marca los cambios…

Realmente os planteaba lo del flamenco porque a quien escribe música con duende, como vosotros, me gusta preguntarle por qué escribe canciones. Lo hago desde que una enorme figura musical y artística me dijo en una entrevista: «¿Si lo hago para quitarme las penas? No. Escribo canciones para quitarle las penas a la gente. Porque esa es mi idea de aprovechar la vida».  Julio, Toni, ¿por qué?.

J: Sinceramente, porque lo necesito. Porque soy egoísta. Como también necesito subirme a un escenario. Y quitémonos los estigmas: sales al escenario con una parte de ego, porque necesitas que te miren y necesitas al público. Lo necesitas porque crees que tienes algo valioso que enseñar y crees que el público lo va a saber valorar. Porque por supuesto nos interesa y nos preocupa la opinión de la gente.

T: Pienso en ello, pienso en cuando empezamos y por qué lo hacíamos sin ninguna pretensión. Es que son dos preguntas distintas: por qué empiezas a hacer música, y por qué empiezas a querer enseñársela a la gente. En la parte personal, en la de ponerte a hacer música, creo que surge de sentir cómo una canción te mueve y pensar: «Hostia, si tanto ha conseguido moverme una canción, imagínate hacerlo tú». Y no me refiero a conseguir mover a otra gente, sino a ti mismo. Recuerdo tener 14 o 15 años, escuchar canciones como «Wild Horses» de los Rolling o «Thunder Road» de Springsteen, y estar comiendo techo preguntándome «¿qué es esta locura que me provoca?». Y luego, un poco más adelante, ya con la guitarra, pensar «si ya estas canciones me provocan esto, imagínate escribirlas tú». Quieres sentir eso y provocarte eso. Después, la segunda parte del egotrip, va por ahí. Ves que lo has hecho, lo has conseguido, y te sientes exactamente como creías que te ibas a sentir. Te sientes la hostia. Sin pretensión alguna, porque es algo que haces… por hacerlo. Es algo que hay que disfrutar mientras tengas ganas y fuerzas para hacerlo a gusto. Porque la parte que me interesa es la primera, la personal. Personalmente, no salgo al escenario buscando la ovación, sino por lo mucho que disfruto tocando en directo.

Julio Molina y Toni Sbert - Mallorca Music Magazine

Enrédate en nuestras redes:

Publicado por:

Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.

Fotógrafo de la escena musical española y local desde 2010.
Colaborador de festivales y revistas de ámbito nacional, ha expuesto en diversas ciudades españolas y en el extranjero.
Fotógrafo en Mallorca Music Magazine.

No hay comentarios

Deja un comentario

Con la colaboración de: